CRÍTICAS. Una secuela de miedo, un neo western pandémico y otros estrenos de cine

La mitad del mes de julio llega a la cartelera local cargada de películas de interés que, en varios casos, cuentan con presencia latina, lo que nos lleva en esta ocasión a ofrecer un listado más extenso del habitual.

I KNOW WHAT YOU DID LAST SUMMER

Directora: Jennifer Kaytin Robinson

Reparto: Madelyn Cline, Chase Sui Wonders, Jonah Hauer-King

Género: Terror

Digan lo que digan sus admiradores, la versión original de “I Know What You Did Last Summer” (1997) no fue ni será nunca una buena película. La verdad es que, cuando la vi durante su lanzamiento original, no me dio ni siquiera miedo, porque el villano principal, El Pescador, no resulta demasiado llamativo. Y pese a ello, debido al éxito comercial que tuvo, logró generar dos secuelas cinematográficas (bueno, una de ellas fue ‘directamente al video’) y hasta una serie de televisión.

En términos de originalidad y de propuesta, la primera cinta se vio sin duda perjudicada por haber aparecido tras el éxito muy merecido de “Scream” (1996), la emblemática producción de Wes Craven que revolucionó el mundo del terror con sus creativas metarreferencias, su sentido del humor y el empleo de un reparto juvenil que le brindó una inusitada frescura al género entero.

A su lado, “IKWYDLS” -que, curiosamente, fue escrita por el mismo guionista de “Scream”, Kevin Williamson- era prácticamente un juego de niños que se tomaba demasiado en serio y que, además de estar mal actuada, presentaba a personajes sin un mínimo de desarrollo. En ese sentido, cabía esperar que la nueva versión -es decir, la que se encontrará en salas desde esta noche- tomara uno de estos dos caminos: prolongar la mediocridad establecida o romper la regla para ofrecer algo realmente interesante.

De antemano, el hecho de que la entrega actual hubiera sido puesta en manos de Jennifer Kaytin Robinson, directora y coguionista de la encantadora comedia negra sobre adolescentes “Do Revenge” (2022), parecía prometer que sucedería lo primero. Lo cierto es que su adaptación es un cajón de sastre que, en términos prácticos, es superior a la original y posee más de un mérito, pero que se queda a medio camino en sus intentos, logrando con ello resultados que no llegan nunca a ser memorables.

La tarea de Robinson no era fácil, por supuesto, porque el aspecto tonto se ha convertido prácticamente en un rasgo distintivo de la saga. En ese sentido, la cineasta oriunda de Miami decidió no abandonarlo, pero sí ofrecerlo de manera irónica y auto consciente, lo que resulta hasta cierto punto divertido pero, curiosamente, nos regresa a “Scream” (y al inevitable Williamson) y no resulta lo suficientemente creativo ni consistente como para mantener una película en la que las decisiones absurdas y las reacciones casi indiferentes ante situaciones absolutamente traumáticas son imposibles de creer, más allá de que las escenas de acción y de sangre se encuentren bien realizadas.

Los fans masculinos de las cintas iniciales (y no solo ellos) se sentirán complacidos al saber que, pese a ser una mujer, Robinson ha mantenido en el plano visual a las chicas de grandes escotes que lucen sus atuendos más provocativos aunque se encuentren en medio de una tragedia espantosa, favoreciendo particularmente con ello a Madelyn Cline, la hermosa actriz que interpreta a Danica Richards, uno de los cinco amigos que son perseguidos por El Pescador -y, sin duda alguna, el personaje más entretenido de toda la película-.

Finalmente, pese a ser un título francamente menor, la “IKWYSLS” del 2025 se puede disfrutar también en función a la nostalgia, porque, además de su reparto de nueva generación, cuenta con participaciones prolongadas de Jennifer Love Hewitt y Freddie Prinze Jr., es decir, los populares intérpretes que le dieron vida a los protagonistas de los dos filmes iniciales (que vale la pena ver o volver a ver antes de apreciar la actual entrega).

EDDINGTON

Director: Ari Aster

Reparto: Joaquin Phoenix, Pedro Pascal, Emma Stone

Género: Drama / Neowestern

A estas alturas, nadie en su sano juicio puede esperar que Ari Aster haga una película relajada, llena de mensajes positivos y con un final feliz. Pero lo que tampoco se esperaba es que su nueva cinta se saliera del universo irreal y altamente metafórico en el que se han emplazado sus tres largometrajes anteriores para asumir en cambio profundos aires realistas.

Y eso es lo que sucede en “Eddington”, un trabajo que, sin dejar nunca de lado la rareza habitual del autor neoyorquino -que se encuentra especialmente potenciada en la segunda parte de esta obra-, deja mayormente de lado los simbolismos para ubicarse en una época y en un ambiente específicos (el año 2020, en Nuevo México) y mencionar directamente al Covid-19, Black Lives Matter y Antifa.

Claro que no se trata de un título de corte militante, lo que, según el cristal con que se le mire, puede reforzar su poder artístico o ser irresponsable al presentarse en medio de tiempos urgentes que, para muchos, reclaman la adopción de posturas específicas.

En “Eddington”, Joaquin Phoenix, quien trabajó ya con Aster en la notable pero incomprendida “Beau is Afraid” (2022), se pone en la piel de Joe Cross, un sheriff conservador que, en pleno estallido de la pandemia, se niega a usar mascarillas, está expuesto a toda clase de teorías de la conspiración y mantiene una relación particularmente difícil con Ted Garcia (Pedro Pascal), el alcalde latino del pueblo, que es progresista y más bienintencionado que eficiente.

El simple hecho de tener a dos personajes tan interesantes y tan contrastados, interpretados por dos actores tan interesantes y tan diferentes, justifica ya la adquisición del boleto para ver una cinta en la que los ribetes políticos llegan respaldados por elementos narrativos y visuales propios del western, el thriller y la comedia negra, dando como resultado una ambiciosa combinación que no le caerá bien a todos, pero que no debería decepcionar en absoluto a los fans de Aster.

En “Eddington”, el creador de “Hereditary” no deja títere sin cabeza, y aunque esta decisión podría inducir acusaciones de tibieza, lo cierto es que casi ninguna de sus críticas parece infundada. Además, hay un hecho en particular que no exonera de culpa a uno de los lados, pero que inclina la balanza de la maldad hacia un grupo específico. Te lo dejamos de tarea.

TARDES DE SOLEDAD

Director: Albert Serra

Género: Documental

“Tardes de soledad”, que se estrena este fin de semana en el Laemmle Monica Film Center bajo el título de “Afternoons of Solitude”, es una película sumamente difícil de ver, sobre todo si no eres partidario de ciertas prácticas culturales que se siguen practicando pese a haber sido ampliamente cuestionadas.

Pero esa es la idea, claro, porque se trata de un documental sobre las corridas de toros que sigue a un torero específico (el peruano Andrés Roca Rey) a lo largo de 14 presentaciones a través de España, y que hace simplemente eso, fuera de mostrarlo en los recorridos de auto que preceden y suceden a sus actuaciones.

Esto quiere decir que la cinta ganadora de la Concha de Oro del Festival de Cine San Sebastián no incluye entrevistas con los defensores del oficio (ni mucho menos con sus detractores) ni menciona siquiera la controversia que rodea al mismo, optando en cambio por mostrar de manera directa y sin cortes lo que este propone.

Pese a esta supuesta parquedad, firmemente emparentada con el estilo de los ocho largometrajes anteriores de Serra (todos ellos de ficción), “Tardes de soledad” es una obra profundamente poderosa que impacta tanto por su nivel explícito de violencia contra una criatura en inferioridad de condiciones como por el cuidado que pone en la exhibición del incuestionable universo artístico de la tauromaquia y la valentía casi demencial de sus practicantes.

Aunque estamos ante uno de esos trabajos que serán interpretados de maneras radicalmente opuestas por los ‘bandos’ que lo vean (es increíble saber hasta dónde pueden llegar algunos para defender causas perdidas), es necesario señalar que, tras exponerse a la versión final del filme, Roca Rey quedó profundamente disgustado con el resultado, hasta el punto de sentirse “traicionado” por su autor.

Es curioso que así sea, porque, en realidad, la mayor parte de “Tardes de soledad” retrata fielmente lo que sucede en el ruedo y lo que pasa minutos antes y minutos después de cada espectáculo. Pero todo documental es susceptible a la manipulación, claro, y en este caso, Serra empleó el acceso total que se le otorgó para mostrar las cosas a su modo.

Además de recurrir constantemente a unos planos cerrados que enfatizan el aspecto cruento del asunto entero, usa el audio real en el que la cuadrilla insulta al animal como si se tratara de un enemigo, ofreciéndonos una perspectiva del fenómeno que no se encuentra normalmente al alcance de quienes ocupan las gradas como espectadores.

Las corridas, presentadas en tiempo real, son realmente difíciles de ver. Pero es quizás más sorprendente observar las escenas de Roca Rey en situaciones más íntimas, cuando se comporta con una frialdad inamovible que parece despojarlo de cualquier rasgo humano mientras es bañado por elogios y alabanzas provenientes de su séquito. Y eso no es inventado.

BEFORE WE FORGET

Directores: Juan Pablo Di Pace y Andrés Pepe Estrada

Reparto: Juan Pablo Di Pace, Santiago Madrussan, Oscar Morgan

Género: Drama

Es probable que, debido a su sutileza, “Before We Forget” no genere una fuerte impresión ni deje una huella perenne en la historia del cine dedicado a contar historias pertenecientes a la comunidad LGBTQ+. Pero la verdad es que esto es justamente lo que la hace tan original y distintiva.

La película, que se estrena este viernes en las multisalas Laemmle Noho 7, es la primera obra cinematográfica como codirector y coguionista de Juan Pablo Di Pace, un reconocido actor argentino radicado en Hollywood que, además de protagonizar este título, cumplió las otras responsabilidades citadas al lado de su amigo de la adolescencia Andrés Pepe Estrada, quien aparece también representado aquí con otro nombre y que fue editor de la renombrada “Argentina, 1985” (2022).

Claramente autobiográfica, la historia que se cuenta transcurre entre el presente y el pasado para presentarnos a Matías, un evidente alter ego de Di Piace que es interpretado de adolescente por Santiago Madrussan y de adulto por el mismo cineasa, y que, en sus años mozos, se enamora perdidamente de Alexander (Oscar Morgan), un joven sueco aparentemente heterosexual que asiste a la misma escuela de cine en un paradisiaco paraje italiano.

Ya de grande, Matías, convertido en director, se encuentra confundido durante el proceso final de una película propia que se basa justamente en esos recuerdos, lo que da pie a otros ‘flashbacks’ donde lo vemos en aquellos tiempos, cuando fue invitado a la lujosa finca de Alexander y conoció no solo a sus padres, sino también a su hermosa hermana Kathrine (Julia Bender), quien quedó inmediatamente prendada de él.

“Before We Forget” es, ante todo, un recuento sensible y bien filmado de una de esas experiencias emocionales iniciáticas que no llegan muchas veces a concretarse, pero que quedan marcadas en la memoria, y que llega ahora observado desde una óptica distinta.

UNICORNS

Directores: Sally El Hosaini y James Krishna

Reparto: Jason Patel, Ben Hardy, James Krishna Floyd and Sally El Hosaini,

Género: Drama

Esta semana, “Before We Forget” no es la única película LGBTQ+ que debuta en los cines locales; también tenemos a “Unicorns”, que se estrena de manera exclusiva en los Landmark Theatres Sunset y que merece igualmente nuestra atención por su lograda representación de un romance impredecible y supuestamente imposible.

El largometraje inglés es, ante todo, un vehículo perfecto para el lucimiento de Jason Pater, un actor británico de ascendencia india que no había estado nunca en un proyecto para la pantalla grande y que interpreta con sensibilidad y pasión a Ashiq, un musulmán de Manchester que vive una doble vida en Londres, donde trabaja en una farmacia durante el día y donde, cuando cae la noche, se convierte en Aysha, una esplendida ‘drag queen’.

Durante una visita al club donde labora, llama la atención de Luke (Ben Hardy), un joven padre soltero y mecánico que, al darse cuenta de que Aysha no es una mujer ‘real’, retrocede de inmediato. Sin embargo, la conexión entre los dos es tan grande que el reencuentro será inevitable.

Pese a que no desatiende los problemas inherentes a una situación de esta clase -además del asunto vinculado a la identidad sexual, tenemos el problema cultural, por supuesto-, el guión de Floyd acierta al no caer en excesos ni en truculencias, al menos hasta la llegada de un momento decisivo que cambia el rumbo del relato y cuyas consecuencias no son inverosímiles, pero sí un tanto forzadas.

En todo caso, se trata de un retrato sensible y entrañable sobre una de esas relaciones que se ven poco en la pantalla, marcado por actuaciones particularmente competentes (Hardy también está muy bien) y ensalzado por impresionantes coreografías que son practicadas ante la cámara por personalidades destacadas del transformismo.

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