
La figura de Virginia Roberts Giuffre, una de las principales denunciantes de Jeffrey Epstein, vuelve a generar impacto público tras la publicación de su libro póstumo “Nobody’s Girl: A Memoir of Surviving Abuse and Fighting for Justice”. La obra, coescrita con la periodista Amy Wallace, fue terminada antes de la trágica muerte de Giuffre en abril y ofrece una visión más profunda sobre los años que pasó bajo el control del multimillonario y sus conexiones con personalidades influyentes.
Una historia marcada por el abuso y la búsqueda de justicia
Giuffre relata en su libro cómo fue reclutada por Ghislaine Maxwell, compañera de Epstein, cuando trabajaba en el club Mar-a-Lago de Florida en el año 2000, poco antes de cumplir 17 años. Según su testimonio, fue convencida para trabajar como “masajista” de Epstein, sin imaginar que sería el inicio de una red de explotación sexual que la marcaría de por vida.
A lo largo de casi dos años, Giuffre describe cómo fue trasladada a distintas propiedades del financiero en Nueva York, Nuevo México y las Islas Vírgenes, donde asegura haber sido obligada a mantener relaciones sexuales con hombres poderosos del entorno de Epstein. Aunque menciona que omitió algunos nombres por miedo a represalias, la autora sí aporta nuevas descripciones de las dinámicas de manipulación y coerción que sufrió.
El impacto psicológico y la manipulación emocional
El relato de Giuffre no solo se centra en los hechos, sino también en el deterioro emocional que experimentó durante ese tiempo. En una de las partes más crudas del libro, explica cómo intentaba convencerse de que Epstein no era un depredador, como mecanismo para soportar la situación.
“Necesitaba creer que no era un hombre cruel ni egoísta. Me repetía que no lo era, solo para sobrevivir”, escribe Giuffre en uno de los pasajes más desgarradores.
La autora también reconoce que llegó a reclutar a otras jóvenes, engañadas con la promesa de trabajos bien remunerados. Años después, Giuffre confesó que ese acto fue “el peor error de su vida”, una culpa que la perseguiría siempre.
El vínculo con Ghislaine Maxwell y las acusaciones contra figuras públicas
La figura de Ghislaine Maxwell ocupa un lugar central en el testimonio de Giuffre. La describe como la encargada de seleccionar y preparar a las jóvenes para Epstein, disfrazando las agresiones bajo el pretexto de masajes terapéuticos. Maxwell fue condenada en 2021 a 20 años de prisión por tráfico sexual y conspiración, aunque siempre negó las acusaciones de Giuffre.
Entre los nombres que han rodeado el caso están el príncipe Andrés del Reino Unido, con quien Giuffre afirma haber tenido encuentros sexuales cuando era menor de edad. En 2021, ella presentó una demanda civil contra el hijo de la reina Isabel II; el caso se resolvió mediante un acuerdo extrajudicial en 2022, sin que el príncipe admitiera culpabilidad.
En un extracto del libro, publicado por The Guardian, Giuffre señala:
“Era amable, pero con una actitud de superioridad, como si acostarse conmigo fuera un derecho de nacimiento.”
Los contactos de Epstein con líderes políticos y figuras del poder
El libro también menciona los círculos sociales en los que se movía Epstein. Giuffre relata haber visto al expresidente Donald Trump en Mar-a-Lago, donde trabajaba su padre, aunque aclara que él no tuvo ninguna conducta inapropiada y hasta se mostró dispuesto a ayudarla a conseguir empleo como niñera.
Asimismo, narra haber estado presente en cenas con Bill Clinton, Al Gore y su esposa Tipper, sin señalar actos indebidos por su parte. Estos episodios refuerzan la imagen de Epstein como un hombre con conexiones globales, con acceso directo a figuras del más alto nivel político y financiero.
Investigaciones y el legado de impunidad
Giuffre dejó de tener contacto con Epstein en 2002, poco antes de que la policía de Palm Beach iniciara una investigación por denuncias similares. Aunque se identificaron múltiples víctimas menores de edad, Epstein logró un polémico acuerdo judicial en 2008 que le permitió cumplir solo 13 meses en prisión por delitos menores relacionados con prostitución.
En 2019, tras la reapertura del caso y nuevas acusaciones federales, Epstein fue arrestado nuevamente, pero murió en su celda en circunstancias calificadas oficialmente como suicidio, aunque rodeadas de sospechas. Giuffre nunca llegó a testificar en ese proceso.
En su libro, la autora lanza una pregunta que aún resuena:
“¿Dónde están los videos y pruebas incautadas por el FBI en las casas de Epstein? ¿Por qué no se ha procesado a más responsables?”
Un testimonio que sigue buscando respuestas
“Nobody’s Girl” se presenta como una obra destinada no solo a exponer los abusos, sino también a dar contexto humano y emocional a una historia que, durante años, fue reducida a titulares y teorías conspirativas. Giuffre busca dejar claro que su intención no fue solo señalar culpables, sino comprender cómo fue posible que una red tan poderosa operara con impunidad durante tanto tiempo.
El relato post mortem de Virginia Giuffre refuerza la importancia de visibilizar la explotación sexual y de exigir rendición de cuentas a quienes, desde el poder, abusan de su posición. Su voz, aunque silenciada físicamente, sigue viva en las páginas de un libro que promete generar un nuevo debate global sobre abuso, privilegio e impunidad.